Quizá el consenso general tras la primera charla sobre Alicia a través del espejo fue que se trata de un libro mucho más elaborado que El país de las maravillas. Hay muchos más juegos de palabras que dan forma a los seres que campan por el mundo fantástico, y también hay situaciones y personajes del mundo del espejo que aluden sutilmente a arquetipos y a personajes reales de la sociedad inglesa. El trabajo narrativo parece mucho más sesudo y racionalizado, cosa que contrasta con la primera Alicia mucho más espontánea y natural. Eso no gustó a muchos de los miembros del club, mientras que otros disfrutaron con los pasajes oníricos de Carroll.
En relación a esto, otro de los puntos interesantes de aquella charla fue el carácter de Alicia, que en el primer libro es mucho más infantil con un aire muy remilgado, y con la confusión siempre rodeándola. En el mundo del espejo, Alicia parece mucho más sosegada e incluso gasta alguna que otra broma, no está todo el tiempo hablando de los modales y de cómo deben hacerse las cosas. Incluso entabla una relación cercana (dentro de los parámetros del sueño) con ese caballero de la armadura tan quijotesco (pero eso lo veríamos en la segunda parte del libro). Ra apuntaba el paso de la infancia a la adolescencia de Alice Liddell (la niña amiga de Carroll, modelo de la Alicia literaria), que se aleja de esa etapa de descubrimiento mágico del mundo que es la niñez y se aleja del propio Carroll, lo cual puede ser la causa de esa pérdida de la inocencia de la Alicia literario y de ese distanciamiento de la protagonista con el narrador, reflejo del distanciamiento de Alicia y Carroll que tan crudamente se refleja en el poema final.
Imagen: Jose Luis Muñoz Luque
1 comentario:
De ahí que siempre se piense que la relación entre Carrol y las niñas pequeñas se haya visto tan mal, hijo mío, si es que descartabas las que ya se hacían mayores... es inevitable; como dijimos en el taller, en nuestros tiempos eso se hubiera investigado con mayor insistencia.
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