sábado, 18 de diciembre de 2010

Crónicas del Club II: Palabros y mentirijazas

Seguimos con los juegos de Gregorio Olías y nos hemos decidido a buscarle las cosquillas a sus fantasías y a sus trolas. En esta segunda parte del libro, aparece el personaje Gil, un tipo bonachón e igual de soñador que Gregorio con una vida tan frustrada como la suya. A través de la relación telefónica que les une Gregorio poco a poco empieza a dar rienda suelta a todas sus fantasías juveniles inventándose una vida bohemia y artística travestido en su otro yo: el poeta Faroni. Unas mentiras que ya empiezan a dejar de tener el apellido "Jillas" para adoptar el de "Jazas". Y es que la bola de nieve que está acarreando Gregorio montaña arriba cada vez es más grande y parece que en cualquier momento se le va a venir encima. El pasado lunes nos preguntábamos si era verosímil que un personaje de forma de ser y vida tan gris pudiera idear toda esa personalidad deslumbrante de su alter ego Faroni. Para algunos, todo eso lo tenía reprimido el señor Olías, otros no lo acababan de ver. Otra idea interesante que surgió la aportó Jose María que decía que hay que tener cuidado en generalizar pues es cierto que la realidad es gris en el caso de los personajes pero que aquella época también tuvo otros colores. Coincidimos en que la novela se centra totalmente en la visión de Gregorio y salió el caso de La Colmena por ejemplo que muestra un espectro más variado de realidades vitales de aquel momento.

En la segunda parte de la clase nos dedicamos a recolectar palabras a raíz del ejercicio propuesto por Raquel. Pero eso merece un post aparte, asín que pongamos aquí un

TO BE CONTINUED...

Felices fiestas a los lectores y blogonautas
Eq

2 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

Y quién no sueña en lo más profundo de su ser con otra vida donde todo le es favorable y se es el centro de atención y admiración... ¿o soy yo el único? No lo creo.
Al menos Gregorio tuvo el valor de llevarlo a la práctica, buscando la complicidad de Gil.
Veremos como acaba todo esto, y quien se come a quien: Cregorio a Faroni o Faroni a Gregorio.

Felices comilonas a tod@s.

Equilibrista dijo...

Yo me he sentido y me siento muchas veces como Gregorio, en el sentido de que he fantaseado mucho. Me monto películas en las que me veo teniendo éxito y reconocimiento (social, literario, o amatorio, según me pille el ánimo y la necesidad). En la adolescencia me veía ganando premios de relumbrón: en mis sueños he sido el nobel más joven de la historia, por ejemplo, jajaja.

Creo que no somos los únicos, Pedro. Todo el mundo fantasea alguna vez, ¿o no? Aunque no lo llevamos a la práctica trolera, en nuestro interior todos somos un poco Fanfarroni.

Feliz fanfarria y francachela